viernes, 4 de febrero de 2011

Un San Blas muy ácido



Los ganaderos constatan el escaso negocio de la feria de ganado de Tuña, en la que es tradición la venta de naranjas

Tuña (Tineo),

Pepe RODRÍGUEZ

«Yo creo que la gente viene por tradición y para verse los unos a los otros, porque negocio hay muy poco. Ya ves, cuatro caballos contados y poco más de vacuno». El ganadero Manuel Ángel Reguero describe de esta forma la tendencia de la que una vez fue importantísima feria de San Blas de Tuña. El mercado sigue atrayendo un montón de visitantes, pero el negocio escasea. Eso sí, todo el que va se lleva su bolsa de naranjas. Eso es, cumplen la tradición y se ven unos a otros.

Alejandro Cristóbal Avello, frutero de Tineo que lleva acudiendo más de 25 años a San Blas, confirma que «esto ha bajado mucho. Gente ves a montón, pero de unos 2.000 kilos que vendíamos antes ahora apenas llegamos a los 1.000. Antes nos dejaban poner una furgoneta en el medio de la plaza y otra a la salida del pueblo, pero ahora ya solo traemos una. Supongo que será la crisis, que afecta a todo, claro: no hay cuartos para nada». Manuel Ángel Reguero acudió desde Candamo con un par de novillas y a media mañana seguía con ellas en venta. El ganadero se queja de que «parece que en vez de ayudarnos ponen impedimentos, porque casi no hay donde atar al ganado». Eso sí, de Tuña no se va sin su bolsa de naranjas. «No, eso no, que es tradición», defiende el carreñense.

Y es que la tradición de volver a casa con una bolsa de naranjas es algo que se sigue a rajatabla en Tuña por San Blas. Todo nació cuando vecinos de la zona de Soto de los Infantes, que tenían naranjos plantados, sólo podían venderlos en esta feria por la escasa madurez del fruto en Asturias. Lo que empezó siendo un recurso de ventaja acabó convirtiéndose poco a poco en un rito del que nadie se escapa en Tuña.










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